Masa de pan rellena de carne, pescado, marisco, verdura o frutas que sorprende tanto por su variedad como por su sabor. Es una de las definiciones de la empanada, ese alimento típico de la gastronomía gallega y que ha do traspasando fronteras para ser muy valorada fuera de Galicia. Quien la ha probado, seguramente esté de acuerdo en que la empanada gallega es especial. Tanto por su elaboración artesanal como por la gran materia prima del interior.
Origen
A pesar de que no hay una fecha exacta para situar el inicio de la empanada, sí que es cierto que ya aparece reflejada en una de las tallas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. También se cuenta que cuando los primeros peregrinos se acercaban a la ciudad compostelana sabían de su cercanía al notar el aroma a pan, empanadas y vieiras. De ahí que difundan las bondades de este plato tan característico de Galicia.
Lo más común es que la empanada se elabore con harina de trigo, pero admite igualmente la de maíz o mixta (trigo, centeno y maíz). Para rellenar las opciones son casi innumerables: bonito, pescado, carne roja o blanca, verduras, fruta… Comerla fría o caliente dependerá del gusto del comensal. Ambas posibilidades son recomendables y un manjar muy fácil de comer y conservar por lo que resulta ideal para los viajeros.
Otros tipos
En las provincias de Salamanca y Ávila destaca el hornazo que es una empanada rellena de chorizo, huevo, jamón, lomo o truchas. Por otra parte, en la cocina madrileña son populares las agujas de ternera que se preparan con masa de hojaldre y que también podrá elaborarse con atún.
El Bierzo tiene su empanada berciana o “empanada de batallón” que incluye patata y acelgas en el relleno.
Con hojaldre también se cocinan las empanadas típicas de Canarias que se denominan truchas y se rellenan con productos dulces o salados.
Sea cual sea el nombre, lo cierto es que la empanada siempre nos quita de un apuro y nos alimenta.