
El calor es un factor clave que influye en la calidad y comportamiento del pan desde sus ingredientes base. Veamos cómo:
Pan:
Altas temperaturas aceleran la fermentación, lo que puede provocar un pan con menos sabor y textura.
Si hace mucho calor durante el horneado, la corteza puede formarse demasiado rápido y quedar dura.
Harina:
El calor y la humedad pueden deteriorar la harina, haciendo que se vuelva rancia o pierda fuerza.
Es importante conservarla en un lugar fresco y seco para mantener su calidad.
Masa madre:
El calor acelera su actividad, aumentando la producción de gases y ácidos.
Puede hacer que fermente demasiado rápido, desequilibrando su sabor y fuerza.
Es importante controlar la temperatura para que no se vuelva demasiado ácida o floja.
Consejos prácticos:
Almacena la harina en un lugar fresco y seco.
Ajusta los tiempos de fermentación de la masa madre en épocas de calor.
Hidrata bien la masa para compensar la evaporación del agua en ambientes cálidos.
El calor acelera los procesos de fermentación y puede afectar la calidad del pan y de los ingredientes. Controlar la temperatura es clave para lograr un resultado perfecto.