A grandes rasgos se puede decir que el amasado es la parte que se encarga de crear la estructura del pan. Al amasar la masa se desarrolla el gluten que contienen las harinas para ganar elasticidad e incorporar aire. Sigue leyendo para saber cuáles son las principales técnicas y aspectos a tener en cuenta.
Ciertas harinas que no tienen nada o casi nada de gluten no precisan de amasado, como por ejemplo los panes de centeno 100%. Sin embargo, el pan que se hace con harina de trigo común sí requiere de un buen amasado.
Prueba de la membrana
Para saber si estamos amasando correctamente una masa de trigo retiraremos una porción pequeña de la masa que se estirá entre los dedos. Si no se rompe el amasado es correcto ya que debe estirarse como un chicle formando una especie de membrana traslúcida.
Amasado con amasadora
La principal ventaja de esta técnica es que el tiempo de amasado se reduce ya que el gancho amasador mantiene la intensidad constante y los brazos no. Además, te permite realizar otras tareas mientras el pan se amasa.
Amasado manual
Existen dos variantes: el tradicional o el francés. El amasado tradicional consigue una masa menos hidratada, fácil de amasar y que no se pegará excesivamente a las manos. En cambio, el francés se caracteriza por ser una masa más hidratada que necesita mayor destreza para ser amasada.
Tras el amasado, la masa pasa a la fase de fermentación para que la levadura se desarrolle. Y finalmente se pondrá en el horno para poder disfrutar de un pan con aroma y sabor.
Fuente: www.claudiaandjulia.com
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