El pan sobrante o que se pone duro se puede aprovechar de una manera deliciosa: haciendo torrijas. Se trata de uno de los dulces principales de Semana Santa que consiste en empapar rebanadas de pan (normalmente de varios días) en leche, almíbar o vino, posteriormente se rebozan en huevo y finalmente se fríen en una sartén con aceite. Para endulzar se emplea miel, melaza o azúcar y se aromatizan con canela.
Historia
El término de torrija o torreja aparece ya en el siglo XV en un villancico de Juan del Encina de su Cancionero (1496): “miel y muchos huevos para hacer torrejas”. Al parecer era un planto indicado para parturientas.
Francisco Martínez Motiño y Lope de Vega son otros de los autores que menciona las torrijas en sus obras. A comienzos del siglo XX eran muy habituales en las tabernas de Madrid y se servían con vasos de vino.
En cuanto a la relación con la Cuaresma se debe seguramente a la necesidad de reutilizar el pan que sobraba durante el tiempo que no se podía comer carne.
Preparación
Las torrijas pueden hacerse con leche, almíbar o con vino. Primero se caliente leche con azúcar y canela en un cazo. Antes de que hierva se retira y se echa sobre las rebanadas de pan. Se deja en remojo el pan durante media hora. Después de ese tiempo se rebozan en harina y huevo y se fríen en abundante aceite caliente. Cuando estén doradas se escurrirán para dejar en una fuente donde se espolvorean con azúcar y canela.
Se sirven tanto calientes como frías.
Curiosidades
En Asturias se les denomina “picatostes” y junto a los frixuelos son dulces típicos de las celebraciones del Antroxu (Carnaval). La región septentrional de Cantabria las elabora de forma parecida al resto de España, pero se consumen en Navidad en lugar de en la Cuaresma. Y en Canarias se les conoce simplemente como “rebanadas” y se suelen tomar en Carnaval.
Fuente: Wikipedia
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