Quizás te hablan de levadura y la primera que te venga a la mente es la famosa Royal que se usa para que los bizcochos y magdalenas queden esponjosos. Pero esa es una levadura química que realmente no lo es y que nunca se debe emplear a la hora de hacer pan.
Por levadura de panadería entendemos aquella que puede ser fresca o seca. Ambas se utilizan para elaborar pan o demás productos de repostería. Una de las definiciones de la levadura es aquella que dice que es un grupo de bacterias encargadas de hacer que la masas aumenten de tamaño, es decir, que fermenten. Son microorganismos que se activan a temperaturas que varían entre los 25 y 40 grados por lo que se recomienda dejar reposar la masa de pan en un sitio cálido. De este modo se doblará su volumen.
Masa madre
Dentro del grupo de la levadura hay que mencionar el fermento natural de la masa madre que contiene los mismos microorganismos y que forman parten del proceso de fermentación. No obstante, en este caso se precisa de varios días para que la mezcla de harina y agua fermente.
Tipos
- Levadura fresca o prensada. Se comercializa en cubitos de 25 gramos o también vendida al peso en las panaderías. Hay que tener en cuenta que se debe guardar en el frigorífico y que caducará a los 20 días.
- Levadura seca. La diferencia con la anterior es que está deshidratada y se vende en granos por lo que tiene más durabilidad (hasta un año en perfectas condiciones). Asimismo, este tipo de levadura tiene tres veces mayor poder de levado por lo que la cantidad no será la misma según se utilice un tipo u otro.
Sin levadura el pan y demás productos no tendrían ese volumen y esponjosidad. Por lo tanto, es otro ingrediente clave para conseguir un buen pan artesano.
Fuente: miarevista.es