Existen dos versiones para explicar el origen de las magdalenas: una historia se sitúa en Francia; la otra, en el Camino de Santiago. Sin embargo, la historia del nombre “magdalena” no termina de estar clara.
Se cuenta que en 1755 el rey polaco Stanislas Leszcynski descubrió esta preparación realizada por una joven campesina. El monarca las apreció tanto que les puso el nombre de dicha joven. La cual parece ser se llamaba Madeleine Palmier, quien era sirvienta de la marquesa Perrotin de Beaumont. La marquesa Perrotin solía recibir al rey polaco cuando acudía a Commercy, Francia a cazar.
La versión más hispánica indica que estos deliciosos pastelitos los vendía una joven, también llamada Magdalena, en el Camino de Santiago y que los hacía para recordar la concha de la vieira. Y es que, una de sus características son las estrías que recuerdan a la concha del peregrino, que es como la presentación más tradicional. Ésta sería la razón por la cual esta preparación se hico tan popular en las tierras hispánicas.
Recordemos que la receta más tradicional de la magdalena tiene harina, azúcar, manteca, levadura seca, huevo, limón y un poco de sal. Hoy en día, es más habitual encontrar las magdalenas con forma redondeadas. Aunque, no tienen nada que ver con los “Muffins” o “Cup-Cakes” que se han puesto de moda desde hace unos años.
Fuente: diariovasco.com